La globalidad del kung fu y el tai chi chuan
Aunque parte del título de este epígrafe es “Kung Fu y Tai Chi”, más bien debería hablarse de arte marcial chino únicamente, ya que el Tai Chi está integrado en este concepto, denominado Wushu, cuya traducción es artes marciales chinas, aunque también podríamos referirnos a la expresión más conocida en occidente, Kung Fu, es decir, 工 gōng “trabajo” y 夫 fu “hombre”, lo que llevaría a traducirse como habilidad adquirida a través del tiempo, gracias a la constancia, la disciplina, el esfuerzo y el talento.
El Kung fu o el Tai Chi (Wushu) implican un trabajo realizado bajo condiciones muy vinculadas al esfuerzo y la disciplina.
Cuando la gente oye hablar del Tai Chi, en ocasiones no saben de qué estamos hablando, ya que cuando se habla de ello en los medios de comunicación, casi siempre aparece como una gimnasia que practican los ancianos en los parques en China, encasillándolo tan solo como una acción física muy poco exigente y nada más lejos de la realidad.
El Tai Chi no es tan fácil como parece desde fuera o nos han hecho pensar, lo que no quiere decir que no se pueda enseñar de manera sencilla, adecuándolo a cada persona, experiencia, cualidades y capacidad, aquí entra la experiencia y la capacidad pedagógica del Maestro o instructor, pero siempre conllevará un pequeño esfuerzo que se verá recompensado ya que según vaya avanzando el practicante, irá accediendo a movimientos y técnicas que conllevan un mayor nivel de detalle y por tanto de beneficios para la salud, el control corporal, la defensa personal, etc.
Los estudiantes comienzan aprendiendo movimientos sencillos o bien, aquellos movimientos más complicados se desgajan en partes más sencillas para después unirlos y según van avanzando se va accediendo a nuevos conocimientos, detalles y aspectos tanto teóricos como prácticos que generan en el practicante un mayor interés por pasar al siguiente nivel de trabajo, el trabajo interno y de detalle.
Gran parte de la visión limitada que posee de manera general, proviene de la transmisión que se ha hecho del Kung Fu o del Tai Chi por parte de algunas personas que han enseñado una parte muy limitada de estas disciplinas, principalmente del Tai Chi, ya que por ejemplo sobre esta disciplina ha habido quien ha pensado que era más fácil de atraer a un determinado público al mostrarlo como una gimnasia no muy exigente o como una terapia exclusivamente energética o espiritual, todos ellos de manera aislada, mientras que el Tai Chi es todo ello: Trabajo interno, salud, espiritualidad, trabajo físico y una parte marcial muy importante.
Dicha visión o esa formación “sesgada”, limita todo el potencial que posee y rompe en trozos aislados las aplicaciones y beneficios del Tai Chi, que dan lugar a que el practicante no conozca en toda su plenitud lo que puede proporcionarle. La responsabilidad de un buen Maestro es mostrar todo aquello que conoce, en todas sus vertientes, ya que si el estudiante pierde una parte no será Tai Chi, sino un sucedáneo, razón por la cual un Maestro tiene el deber de enseñar todo lo que sabe o lo que es capaz de enseñar y si llega a un límite por sus conocimientos, seguir formándose adecuadamente o bien mostrará a su alumno el camino por el que debe continuar a partir de ese momento para poder seguir formándose o mejorando.
Quien se acerca a estas disciplinas siempre lo hace con una intención, motivación u objetivo, pero si encuentra un Maestro o centro que posea esta perspectiva global, seguro que encontrará mucho más de lo que esperaba, esto es precisamente una de las grandes cosas, lo que hace que a muchos nos apasione lo que hacemos.
Eduardo Sanz – You Xixian (17ª Generación de Wudang Xuanwu Pai)