Wuwei: Cuando el silencio pesa más que las Palabras.
- Posted on 30 mayo, 2025
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En los últimos tiempos, he experimentado varias lecciones que me han llevado a reflexionar sobre uno de los conceptos más sutiles y poderosos del taoísmo, Wuwei (无为), si bien desde una perspectiva diferente a lo que se suele pensar sobre éste. Wuwei normalmente es traducido como «no acción» o «hacer sin hacer», sin embargo, no he reflexionado sobre lo que subyace o lo que representa este concepto, mis reflexiones han venido más bien por la parte de la “acción”.
Wuwei no implica pasividad ni indiferencia, sino una manera de actuar sin forzar, de permitir que las cosas sigan su curso natural, con autenticidad y coherencia con la esencia de lo que somos, y aquí radica lo que hoy quiero plantear, la importancia de las acciones, su autenticidad, la naturaleza de las mismas.
Lo curioso de las lecciones a las que me refería al inicio es que han llegado a partir de las reflexiones en ámbitos tan diversos como el personal, en el profesional y en el de las artes marciales. En todos estos espacios, regido por la amistad, la ley y los códigos éticos como el Wude (武德), he presenciado cómo las palabras pueden ser convertidas en herramientas de manipulación, disfrazadas de verdades parciales o interesadas. He visto cómo discursos cuidadosamente construidos, pero alejados de la realidad, han sido usados para acomodar hechos, influenciar juicios, romper vínculos y distorsionar la percepción de los demás, todos ellos con un nexo común, el ego.
Esto, por desgracia, no es nuevo. En un mundo en el que muchas veces prima la apariencia sobre la esencia, las palabras se convierten en armas. Y sin embargo, cuanto más vivo estas experiencias, más claro tengo algo: los hechos no mienten. Las acciones, cuando nacen de la verdad, tienen una pureza que ninguna retórica puede igualar. Y es ahí donde el principio del wuwei se hace tangible.
Quien me conoce sabe que, por mi forma de ser, mi labor profesional como jurista y dentro de las artes marciales chinas he sido siempre una persona cercana a la palabra, la oratoria ha sido una herramienta natural. Sin embargo, mi evolución personal me está dirigiendo cada día más hacia los hechos frente a las palabras, hoy más que nunca, elijo callar cuando sé que hablar solo añadiría ruido, cuando sé que las palabras no pueden competir con la contundencia de los actos y esto mismo que me aplico a mí mismo, es lo que me guía también en relación con quienes encuentro en mi camino.
En las artes marciales, este principio es vital, no se enseña a través de discursos, sino mediante la práctica constante, la disciplina, el ejemplo. Un maestro verdadero no impone su verdad, la encarna con el ejemplo, un alumno comprometido no convence con discursos, lo demuestra con cada gesto, con cada respiración, con cada paso que da en su camino.
Por eso, cada vez más, permito que las personas hablen, que presenten sus versiones, que acomoden la realidad a su favor si así lo desean. Pero yo observo, observo y espero, porque con el tiempo, la coherencia o la incoherencia de los hechos termina revelando quién es quién. Y entonces, ya no necesita pronunciarse.
Así, en medio del ruido y de los discursos vacíos, elijo wuwei. Elijo actuar sin forzar, dejar que la verdad se manifieste sola, sin la ansiedad de convencer, sin la necesidad de explicar, elijo confiar en el poder silencioso de los hechos, así encuentro en mi camino quienes quiero a mi lado.
Y al igual que me exijo a mí mismo esta forma de vivir, la aplico también a los demás. Observo más lo que hacen que lo que dicen. Porque al final, las palabras se las lleva el viento… pero los actos, como el agua del Tao, dejan huella incluso en la piedra.
Eduardo Sanz – Yóu Xīxiān – 游希仙.